viernes, 23 de abril de 2010

EVOLUCIÓN DEL TEATRO UNIVERSAL

El teatro, antes que ejercicio lúdico y complacencia del espíritu, fue necesidad práctica. Los habitantes. de las cavernas paleolíticas y neolíticas, artistas mágicos, cazadores por imperiosas exigencias vitales, ofrecían como cebo a las pretendidas presas la imagen dinámica de una imitación que las atrajese. Se disfrazaban de las fieras buscadas, se revestían con sus pieles, fingían convencionalmente sus movimientos y sus bramidos. He aquí, vivamente, uno de los orígenes del teatro. Por otro lado, la segunda de sus fuentes puede identificarse en las danzas mímicas ejecutadas por los hechiceros de las hordas para conjurar la fuerza maligna del enemigo sobrenatural, para contrarrestar el influjo de confusas y misteriosas divinidades. Todavía perduran en nuestros días mascaradas religiosas y folklóricas esencialmente semejantes a los ritos del hombre primitivo o a los de los pueblos poco desarrollados actuales.

EL ESPECTÁCULO ROMANO

El teatro nunca fue en Roma un instrumento de educación o de cultura. Sólo una minoría de letrados del siglo de Augusto (por otra parte, una minoría prácticamente corrompida) se preocupó de imitar a los griegos por puro placer intelectual. Sin embargo, el arte dramático propiamente dicho estaba en cierto modo vinculado con algunas fiestas y ceremonias populares y ciudadanas: los ludí scenici, las saturnales, los triunfos, lasnaumaquias, entre otras. Más tarde se crearon obras de un carácter más literario, como las fabula palliata que, al afincarse en Roma, se denominaron fabula togata, y que, cuando trataban de temas históricos, recibían el nombre de fabula praetextata.

El teatro, tal como hoy lo entendemos, tuvo en Roma, no obstante, representantes dignos de ser tenidos en cuenta. Tras los mimodramas, simples farsas llenas de intrigas y argumentos procaces, escribieron tragedias y comedias Ennio Pacuvio, Séneca, Cicerón y el propio César. Poetas de más talla, como Plauto y Terencio, produjeron obras teatrales en las que presentaban, con agudo realismo, escenas de la vida cotidiana.


EL TEATRO MEDIEVAL

La Edad Media, “enorme y delicada” como la llamara Víctor Hugo, vio morir y renacer muchas cosas. Entre otras, el teatro. Las tinieblas medievales se extendieron primero. sobre el arte escénico para luego prestarle más difusión y relumbre. El corrompido espectáculo romano dio paso a una nueva versión del teatro. Y fue la Iglesia, su enemigo de los últimos tiempos, la que se encargó de ponerla en práctica. Los monasterios bizantinos restauraron la antigua tragedia, con abundantes elementos griegos, pero adaptados a temas cristianos: la Pasión de Cristo, la Caída de Adán, etc.

La falta de espacio en las iglesias y el celo religioso obligaron a trasladar las representaciones, cada vez más numerosas, a la plaza de la iglesia o a cualquier otro punto exterior del templo. La puesta en escena medieval inventó así el decorado simultáneo. En la época de los grandes Misterios (siglos XIV y XV), la puesta en escena alcanzó una rara complejidad. Los tres lados de la plaza estaban cubiertos por las tribunas destinadas al público. En el cuarto lado, y adosado a la iglesia o a algún otro edificio, se erigía un estrado: la escena, el locutorio, que podía alcanzar una extensión de cincuenta metros. El área de la escena, bastante levantada, estaba separada del público por una barrera. El decorado presentaba, pues, uno junto a otro y simultáneamente, todos los lugares donde la acción debía irse desarrollando. Cada uno de estos lugares, cada elemento del decorado, se llamaba sede o mansión, y tenía su telón particular. Cuando el número de las sedes había de ser muy considerable, se superponían unas a otras.

LA COMMEDIA DELL'ARTE RENACIMIENTO

Con el Renacimiento italiano la tradición teatral muda y se renueva. Con el nuevo impulso de los estudios clásicos la producción teatral se transforma y presenta inesperadas exigencias. Podría decirse que todas las formas actuales del arte escénico se apoyan en la concepción renacentista italiana. El redescubrimiento de las tragedias y comedías grecolatinas crea inéditas posibilidades al teatro, una vez actualizadas las características de aquéllas. Una de las obras que abren el sendero recién estrenado del arte dramático humanista es el “Orfeo” de Poliziano (1471), en la que el tema mitológico suplanta otra vez al sentido religioso medieval. A partir de entonces, aparecen las pastorales, género que sobrevivirá unos 300 años, y la comedia italiana propiamente dicha. Tasso, Guarini, Ariosto, Aretino y Maquiavelo (cuya famosa “Mandrágora” aún tiene amplia vigencia), cultivan esos géneros y los dignifican espléndidamente. Pero la herencia más sólida, importante y duradera, así como la más característica, que nos lega el renacentismo italiano es la de la llamada commedía dell’arte, que nace en la segunda mitad del siglo XVI, bajo el impulso de una nueva categoría de actores; los comediantes “dell'arte”.

Parece ser que en su origen había entre ellos algunos descendientes de los bufones y juglares medievales. Así se constituyen las primeras compañias de comediantes que persiguen un fin lucrativo y que representan el repertorio habitual más o menos adaptado: comedias, fábulas, pastorales, tragicomedias, etcétera, Al interpretar esos textos se entregan, sin embargo, a una experiencia totalmente distinta de los aficionados que los precedieron. En contacto con unos espectadores a los que tienen la obligación de divertir, dan estructura a un arte y a una organización teatral condicionados por los gustos inmediatos del público, cultivado o popular, y, aunque sin abandonar la comedia “premeditada” (es decir, la totalmente escrita), van a desembocar, mediante la adopción de los dialectos y la transformación de los tipos fijos en máscaras, en la comedia “improvisada”.

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